Fuimos misioneros en la zona sub-tropical de Taiwan, la mayoría del año era bastante caliente y húmedo. Las Caminatas de Oración tenían que ser hechas temprano en la mañana, o al final de la tarde (que va perfectamente con la cultura de una ciudad que nunca duerme). Escogí orar y correr por las mañanas. Corriendo pasaba de los templos y oraba para que estuvieran vacíos. Corría dentro del estadio y oraba que algún día estuviera lleno de creyentes cantando alabanzas al Señor. Corría por las casas de nuevos creyentes y oraba por ellos para que fueran fuertes en el Señor. Corría por los vecindarios y oraba, “Señor, dame oportunidades para compartir el evangelio con ellos; la valentía y las palabras (en Chino) para hablar la verdad con amor.” A menudo, en estas carreras temprano en la mañana, cuando la mayoría de la ciudad aún esta dormida; Escuchaba la voz de Dios. La mayoría de las cosas del Reino que hicimos vinieron por escuchar al Señor. Como Josué y los Israelitas marchando fielmente al rededor de Jericó — buenas cosas pasan cuando haces caminatas de oración.